Se lleva bien con las berenjenas, el ajo, la cebolla, las aceitunas o el apio. Los italianos, que hacen un gran uso del tomate, tienen una receta que combina estos ingredientes en un único plato. Se trata de la caponata, un guiso siciliano que puede tomarse frío o templado, pero siempre aliñado con una buena vinagreta, para realzar el sabor del tomate. Sin ir más lejos, en España, el salmorejo y el gazpacho, dos sopas frías, en las que el tomate es protagonista, compiten para refrescar el verano. La patata, el pepino, el pimiento, el rábano o el aguacate son algunos de los alimentos que mejor se aprovechan de la cualidad refrescante del tomate. Estos ingredientes son buenos compañeros de esta hortaliza en las ensaladas de verano, sobre todo cuando se condimentan con un chorrito de buen aceite de oliva. Además de tomarlo crudo en sopas frías, ensaladas, untado en una rebanada de pan o en forma de zumo, se puede cocinar de muchas maneras distintas: frito, al vapor, guisado… Pero al ser un alimento jugoso, le sienta especialmente bien el asado al horno, porque concentra su sabor mejor que ningún otro método. Cuando se prepara al horno, es preferible emplear variedades como el San Marzano o de los de pera, menos ácidas.